martes, 15 de febrero de 2011

Su madre


Cuando acabamos de comer, Ángel y yo subimos a la habitación de Irene, para jugar con ella un rato. Al cabo de una hora o así, Ángel dijo que se iba.
-¿Puedo ir contigo?-le pregunté
-Vale, pero vigila y no te separes de mí. Y coge los cascos que hay en mi habitación.-dijo
Fui a su habitación y al entrar me sorprendí. Estaba todo bastante ordenado y también tenía un portátil parecido al mío. En una estantería divisé los dos cascos de su moto y los cogí, intentando que no se rompieran ni se rayaran.
-Toma-le dije cuando lo vi en el pasillo.
Bajamos por una escalera hacía el garaje y él arrancó el motor de su Ducatti.
-¿Subes?- me dijo con una sonrisa y dándome la mano.
Le sonreí y subí detrás de él, abrazándole por la espalda.
Salimos del garaje y, en cuanto me quise dar cuenta, ya estábamos en la puerta del hospital. Entramos y subimos a la segunda planta, puerta 222. Él picó a la puerta intentando no turbar el sueño de su madre. Se oyó un breve y débil” adelante” y entramos.
-Hola mamá-dijo él.
-Ángel-los ojos le brillaban de alegría, tanto que no me había ni visto.
-Ha sido papá, ¿no?-preguntó endureciendo la voz.
Ella no contestó, sólo bajó la mirada.
-Vete antes de que vuelva. No se ha separado de mí des de la última vez que te vio y te…- se calló lo último, pero yo ya lo había cazado.
-Vamos, Marina. Adiós mamá-dijo dándole un beso.
-¿Tu padre te pegó la última vez que te vio hablar con tu madre?- le pregunté antes de subirnos a la moto.
-Sí, no quería que le viera ni le dijera que estaba bien. Y si él me volviera a ver, me volvería a pegar.-dijo sin mirarme
-¿Vamos ya a casa?-pregunté.
-Si no quieres, no. ¿Quieres ir a tomar algo?
-Vale.
Fuimos a un bar alejado del hospital, nos sentamos en una mesa y pedimos.
-¿Que quieren?-Preguntó una camarera.
-Una coca-cola-dije.
-Yo otra- dijo él.
Y la chica se alejó como había aparecido, rápidamente.
-¿Y que les ha pasado a tus padres?-dijo él después de un largo silencio.
-Pues… murieron en un accidente de coche cuando volvían de dejarme a mí en el instituto un día que me iba de viaje- dije de un tirón.
-Lo siento mucho…-dijo él.
-Todos decís lo mismo…-susurré- pero nadie sabe realmente lo que siente, sólo yo.
Se quedó sin palabras. Me di cuenta de lo que había dicho e intenté arreglarlo.
-Perdona, lo siento mucho.-él colocó su silla más cerca- Es que…
-Sí, toda la gente dice que lo siente, pero nadie sabe realmente lo que llega a doler. Te entiendo.-dijo.
Me entiende -pensé- ¡él me entiende!
Se me escapó una lágrima y me apoyé sobre su pecho.
-Gracias…-le dije- gracias por entenderme.
Me acerqué a su boca, sonrió y cuando ya le sentía, sonó mi móvil.
-¿Sí?
-Marina, ¿Dónde estáis?-Dijo Ana nerviosa
-Tranquila, estamos en un bar, no te preocupes.
-Buff, pensé que os había pasado algo-dijo relajándose.-No tardéis mucho, ¿vale?
-Muy bien, pronto nos vemos. Adiós.
-¿Era Ana?
-Sí, estaba preocupada. Pensaba que había pasado algo.
-Casi pasa…-dijo con sonrisa pícara.
Le observé atentamente y me reí, no sé porque pero no podía parar, él me miró y le entró la risa. Y salimos del bar así, riéndonos con complicidad, como si nos conociéramos de toda la vida. Llegamos a la moto, de repente, me paré de reír y le miré a los ojos, perdiéndome en ellos. Él sonrió y se subió rápidamente a la moto.
-¿Subes o no?-dijo poniéndose el casco.
-Voy, voy- le dije intentando subir.
Al final lo conseguí y me apreté a su cintura antes de que él saliera derrapando.
-Ves con cuidado, Ángel…-dije preocupada
-¿Tienes miedo?-dijo mirándome por el retrovisor.
-Yo no conozco esa palabra- respondí soltándome un poco, intentando hacerme la valiente.
Él aceleró más y yo me tuve que apretar a él.
-Así estás mejor…-dijo sonriendo.
Cerré los ojos, deseando llegar pronto y bajarme lo más rápido posible de allí.
 -Marina, ya hemos llegado.-dijo él. –Si no me sueltas me voy a ahogar, chica.
-Eh, ah perdón-dije sonrojándome.-ya te suelto.
-Gracias-dijo.
Bajamos de la moto y subimos hacia la casa.
-Ana, ya estamos aquí.-dije.
Ella corrió hacia nosotros.
-¿Que tal tu madre?-le dijo a Ángel.
-Bueno, está mejor, pero si no consigue un orden de alejamiento, mi padre acabará matándola.
-Haremos todo lo que esté en nuestra mano para que eso no pase.- dije amablemente.- Ya verás cómo lo conseguimos.
-Eso espero. Yo he vivido en mi piel a mi padre, pero mi madre todavía lo tiene que soportar. No aguantaría que él le hiciera daño.
-¿Quieres que veamos un película?-dije intentando cambiar de tema radicalmente.
-Depende de la peli…-dijo mostrándose un poco indiferente.
-Subimos a mi habitación y te enseño algunas que tengo.-Él tan sólo asintió.
Subimos rápidamente, dejando a Ana con Irene. Abrí la puerta de mi habitación y empecé a buscar y rebuscar entre mis cosas. Ángel se sentó sobre mi cama. Encontré un par de películas y se las enseñé. Al final nos decidimos (más bien se decidió) a ver una película de miedo, de la cual no recuerdo el nombre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario