martes, 15 de febrero de 2011

Acuerdate de la apuesta...


Lo alcancé cuando ya estaba en la puerta, metiendo las llaves. Entramos rápidamente, juntos.
-Ya estamos aquí-dijo él.
No encaminamos a las escaleras y cuando justamente nos íbamos a separar él me susurró al oído.
-A las 11 en tu habitación, no te olvides.
-Cómo no…
Me fui rápidamente a mi habitación y cerré la puerta, dejándole con la palabra en la boca. Encendí mi portátil y me conecté al tuenti. No había nadie conectado, pero tenía un mensaje privado. Lo abrí.
<<Hola, Marina.
Aunque tú me hayas dejado, te quiero como antes, princesa. No quiero perderte, no quiero que salgas de mi vida. Porque no te quiero olvidar, porque te quiero como no he querido a nadie…
Te quiere
Alberto>>
Una lágrima resbaló lenta por mi mejilla. Me quiere a pesar de lo que le he hecho, me quiere pase lo que pase…Entonces, un leve sonido me sacó de mis pensamientos. Alguien se había conectado. Miré el nombre: Alberto.
<<Hola, princesita>>
<<Hola Alberto>>
<< ¿Qué tal, guapa?>>
<<Mejor. >>
<<Me alegro mucho por ti. Se te echa de menos. >>
<< ¿A mí?>>
<<Si, has dejado un hueco en la clase… y en tus amigos>>
<<Lo siento mucho…>>
<<No, tranquila. Quiero seguir viéndote, Marina>>
<< ¿Por qué?>>
<<Todo el mundo quiere verte, quiere despedirte como hace falta>>
<<Un día de estos iré al colegio, ¿contento?>>
<<Lo estaría si no me hubieras dejado>>
<<Me tengo que ir, que es tarde>>
<<No, espera…>>
<<Buenas noches, Alberto>>
Me desconecté sin esperar un minuto. Me sentí fatal y me puse a llorar.
¿Cómo le puedo hacer esto?-pensaba todo el rato, y no encontraba respuesta.
Me puse el pijama y me eché sobre la cama, sin parar de llorar. Cerré los ojos con fuerza, intentando que se me fueran todas las lágrimas.
Toc, toc.
-¿Puedo pasar?-se oyó al otro lado.
Me senté y, rápidamente, me quité las lágrimas de los ojos.
-Adelante.
Ángel se asomó por la puerta y entró rápidamente, cerrando la puerta a sus espaldas. Me dejé caer sobre la cama y miré hacia el lado opuesto del que estaba Ángel, intentando que no me viera la cara.
-¿Marina? ¿Qué te pasa?-dijo moviendo mi cara, intentando mirarme a los ojos- ¿Estas llorando?
Ese chico tenía un sexto sentido. Le miré.
-¿Qué ha pasado?
-Nada.
-No. Algo ha pasado para que estés así.-Miró a su alrededor, intentando identificar la causa. Vio mi ordenador encendido, todavía con la página del tuenti.
- ¿Has hablado con alguien, verdad?- asentí.-vamos, no te preocupes. ¿Quién era?
-Era… mi ex, mi ex novio y mejor amigo.
-Olvídalo Marina. Siempre hay alguien mejor-dijo atrayéndome hacia él.
Me apoyé sobre su pecho. El empezó a hablar y consiguió sacarme una sonrisa, como era natural.
-Me debes la apuesta, no te olvides.-dijo tras un largo silencio.
-Claro que me acuerdo. Pero no recuerdo que nos habíamos apostado...-dije haciéndome la olvidadiza.
-Si quieres te lo recuerdo-dijo ayudándome a levantarme de mi cama.
Me apoyó en la pared, con delicadeza y colocó por encima de mi hombro su brazo. Acercó su cara lentamente a la mía, rozando mi nariz con la suya. Posó sus labios sobre los míos y me empezó a besar mientras me miraba fijamente a los ojos. Y así estuvimos un buen rato. A los cinco minutos o así lo separé lentamente de mi, tocándole el pecho y los abdominales.