Comimos con paciencia, estuvimos charlando un rato con los chicos y, más tarde, cuando ya se ponía el sol, fuimos con ellos hasta la playa.
-Esto es maravilloso- dije yo.
-No tan maravilloso como tú- dijo Alberto sonriendo-Te queda muy bien el bikini que llevas…-comentó intentando disimular un poco lo que acababa de decir, aparte de que estaba rojo y eso no era por el sol…
-Quieres venir conmigo al agua, ¿Marina?
-Vale.-dije levantándome y sonriéndole.- ¡Hasta ahora!
Sólo al tocar el agua noté lo fría que estaba, pero también una mano suave en mí espalda y me estremecí.
-Esta fría, eh?- preguntó Alberto con una voz cálida.
-Sí.-dije haciéndome la buena-¿tienes frío?
-Bueno, un poco…
-Pues más que vas a tener-dije y le empecé a echar agua, mientras él se quedaba pasmando. No tardó mucho en reaccionar y al ver lo muchísimo que me reía, dijo:
-¿Quieres guerra?, ¡pues la tendrás!-gritó mientras pasaba uno de sus brazos por debajo de mis piernas y otro por mi espalda, cogiéndome como un bebé.
-Y ahora… ¡Al agua!-dijo arrojándome al mar.
-Me has hecho tragar agua, tonto
-¿Que me has llamado?-dijo endureciendo el tono de voz.
-Tonto…-dije con un poco de miedo
-Ahora verás- dijo acercándose a mí e intentando hacerme cosquillas.
-Vale, vale ya-dije entre carcajadas-¡¡paz, paz!!
Él paró y se sumergió en el agua. Me abrazó y se acercó lentamente a mí.
-¿Te he dicho que eres preciosa?
-No. ¿Y yo te he dicho lo muchísimo que te quiero?-dije sonriendo.
-No, pero yo también te quiero mucho…-dijo a ras de mi boca.- ¿no salgas corriendo, eh?
Me reí, me reí mientras él me besaba lentamente, muy despacito y me abrazaba. Con el contacto de su piel, caliente y suave, me estremecí por enésima vez ese día.
-¡Eh, parejita!-oí a lo lejos, seguro que era Verónica- menos mimos, eh.
Le enseñé mi dedo corazón mientras Alberto sonreía.
-Vamos, déjala-dijo muy cerca, tanto que sentía su aliento.
En ese momento bajé la guardia, cosa que no debía haber hecho, porque Alberto seguía buscando venganza. Y la encontró. Me giré un instante y él ya no estaba. De repente noté que alguna cosa me tocaba la pierna y, cuando quise darme cuenta Alberto me había capuzado y me miraba fijamente a los ojos, bajo el mar.
Tengo esa imagen grabada, nunca la olvidaré. Se me volvió a acercar y me abrazó dulcemente, con amor. Subimos de nuevo a la superficie cuando las chicas se acercaban a la orilla.
-Eh, chicos-dijo Andrea- como os ahoguéis por besaros bajo el agua, yo no os reanimo.
En ese momento me dio un escalofrío y tuve que salir del agua, lógicamente Alberto insistió en acompañarme y nos tumbamos en la arena, mirándonos el uno al otro. Estábamos tan cerca que sentía su respiración lenta y pasiva. Él empezó a jugar con mi pelo, aún mojado, y se me acercó todavía más. Y cuando estaba a punto de besarme, sonó mi móvil.
Baby, baby, baby oh…
Lo cogí sin mirar tan siquiera el número.
-¿Marina?-Oí al otro lado de la línea.
-Si soy yo-respondí-y ¿usted quien es y porque tiene mi número?
-Yo soy del hospital, Marina. Tus padres han tenido un grave accidente de coche cuando volvían de dejarte en el colegio -tan sólo con decir esto, una lágrima resbaló lenta por mi mejilla- lo siento mucho, han muerto.
Se me cayó el móvil de las manos y me quedé inmovilizada, intentado contenerme las lágrimas.
*0* ay ,madre pobrecita!!
ResponderEliminardios se esta poniendo muy interesante
escribe pronto pliiis q estoy deseando saber q pasara
1Bsoo
Si es una pena lo que le llega a pasar...
ResponderEliminarpero pronto se animará....
k intriga...
Xd
besos