jueves, 10 de febrero de 2011

¡A la playa!

Comimos con paciencia, estuvimos charlando un rato con los chicos y, más tarde, cuando ya se ponía el sol, fuimos con ellos hasta la playa.
-Esto es maravilloso- dije yo.
-No tan maravilloso como tú- dijo Alberto sonriendo-Te queda muy bien el bikini que llevas…-comentó intentando disimular un poco lo que acababa de decir, aparte de que estaba rojo y eso no era por el sol…
-Quieres venir conmigo al agua, ¿Marina?
-Vale.-dije levantándome y sonriéndole.- ¡Hasta ahora!
Sólo al tocar el agua noté lo fría que estaba, pero también una mano suave en mí espalda y me estremecí.
-Esta fría, eh?- preguntó Alberto con una voz cálida.
-Sí.-dije haciéndome la buena-¿tienes frío?
-Bueno, un poco…
-Pues más que vas a tener-dije y le empecé a echar agua, mientras él se quedaba pasmando. No tardó mucho en reaccionar y al ver lo muchísimo que me reía, dijo:
-¿Quieres guerra?, ¡pues la tendrás!-gritó mientras pasaba uno de sus brazos por debajo de mis piernas y otro por mi espalda, cogiéndome como un bebé.
-Y ahora… ¡Al agua!-dijo arrojándome al mar.
-Me has hecho tragar agua, tonto
-¿Que me has llamado?-dijo endureciendo el tono de voz.
-Tonto…-dije con un poco de miedo
-Ahora verás- dijo acercándose a mí e intentando hacerme cosquillas.
-Vale, vale ya-dije entre carcajadas-¡¡paz, paz!!
Él paró y se sumergió en el agua. Me abrazó y se acercó lentamente a mí.
-¿Te he dicho que eres preciosa?
-No. ¿Y yo te he dicho lo muchísimo que te quiero?-dije sonriendo.
-No, pero yo también te quiero mucho…-dijo a ras de mi boca.- ¿no salgas corriendo, eh?
Me reí, me reí mientras él me besaba lentamente, muy despacito y me abrazaba. Con el contacto de su piel, caliente y suave, me estremecí por enésima vez ese día.
-¡Eh, parejita!-oí a lo lejos, seguro que era Verónica- menos mimos, eh.
 Le enseñé mi dedo corazón mientras Alberto sonreía.
-Vamos, déjala-dijo muy cerca, tanto que sentía su aliento.
 En ese momento bajé la guardia, cosa que no debía haber hecho, porque Alberto seguía buscando venganza. Y la encontró. Me giré un instante y él ya no estaba. De repente noté que alguna cosa me tocaba la pierna y, cuando quise darme cuenta Alberto me había capuzado y me miraba fijamente a los ojos, bajo el mar.
Tengo esa imagen grabada, nunca la olvidaré. Se me volvió a acercar y me abrazó dulcemente, con amor. Subimos de nuevo a la superficie cuando las chicas se acercaban a la orilla.
-Eh, chicos-dijo Andrea- como os ahoguéis por besaros bajo el agua, yo no os reanimo.
En ese momento me dio un escalofrío y tuve que salir del agua, lógicamente Alberto insistió en acompañarme y nos tumbamos en la arena, mirándonos el uno al otro. Estábamos tan cerca que sentía su respiración lenta y pasiva. Él empezó a jugar con mi pelo, aún mojado, y se me acercó todavía más. Y cuando estaba a punto de besarme, sonó mi móvil.
Baby, baby, baby oh…
Lo cogí sin mirar tan siquiera el número.
-¿Marina?-Oí al otro lado de la línea.
-Si soy yo-respondí-y ¿usted quien es y porque tiene mi número?
-Yo soy del hospital, Marina. Tus padres han tenido un grave accidente de coche cuando volvían de dejarte en el colegio -tan sólo con decir esto, una lágrima resbaló lenta por mi mejilla- lo siento mucho, han muerto.
Se me cayó el móvil de las manos y me quedé inmovilizada, intentado contenerme las lágrimas.

2 comentarios:

  1. *0* ay ,madre pobrecita!!
    dios se esta poniendo muy interesante
    escribe pronto pliiis q estoy deseando saber q pasara
    1Bsoo

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  2. Si es una pena lo que le llega a pasar...
    pero pronto se animará....
    k intriga...
    Xd
    besos

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