miércoles, 9 de febrero de 2011

Hemos llegado!!


-Bueno, chicas, allá vamos.-dijo Verónica alegremente.-Una semana en un hotel de tres estrellas, con vistas a la playa y con un montón de tíos buenos por los alrededores... ¡El paraíso!
-Bueno, tranquila, Verónica. Antes de todo eso tenemos que solucionar otro tema-dijo Andrea mirándome atentamente-¿Ya sabes lo que le vas a decir, Marina?
-No, diré lo que sienta que le tengo que contar. No me voy a preparar ningún discurso ni nada por el estilo.
-Venga chicos, id subiendo al autocar.-dijo Carla, mi tutora.
Yo subí la primera y me senté en los últimos asientos, donde se solía sentar Alberto cuando íbamos de excursión. Él llegó con Sam, qué me hizo un gesto y se sentó en el asiento continuo con Elena.
Al ver que no tenía escapatoria, Alberto se sentó a mi lado y empezó a buscar en su mochila. Él no decía nada, así que intenté que reparara un poco en mí.
-Oye Alberto, siento mucho lo que pasó.-dije
-Más lo siento yo, no te debí besar.-dijo disculpándose.
-No, no digo eso. Quiero decir que me fui, no sé que me pasó, me debió entrar miedo o algo por el estilo y… bueno, no sé porqué reaccioné así, lo siento.
A él se le encendió un destello en los ojos, un destello de ilusión.
-No pasa nada, tranquila- dijo él con una sonrisa.
Había unas cuatro o cinco horas hasta la playa, así que tuvimos tiempo de hablar sobre lo ocurrido, bromear y hasta dormir.
-Bueno chicos- se oyó por el micrófono.-Queda un cuarto de hora para llegar al hotel, así que os explicaremos lo que haremos y cómo se hará el reparto de habitaciones.
La mayoría de los presentes desconectó de lo que decía la profesora, tan sólo se interesaron por el reparto de habitaciones.
-Las habitaciones serán de cuarto personas, sólo chicas o sólo chicos.-al decir esto, la mayoría protestó, pero la profesora siguió hablando.- tenemos todo un pasillo: en la habitación del fondo estaremos los profesores y en un lado del pasillo las chicas y en el otro los chicos, ¿de acuerdo?
-Sí, mamá- dijo algún chaval como burla.
-Pues ya hemos llegado. Todos abajo chicos.
Al decir esto la mayoría de los presentes se abalanzó sobre la puerta para salir los primeros. Yo fui una de los rezagados, junto con la mayoría de mis amigos y conocidos.
-¿Ya lo has solucionado? -preguntó Elena.
-Sí, ya está todo bien.
-¿Pero al final no sabéis si estáis saliendo o no?
-No he pensado en eso, ya se verá.
Las profesoras nos acompañaron a las habitaciones y nos dejaron escoger nuestros compañeros de habitación durante los próximos 7 días.
A Helena, a Verónica, a Andrea y a mí nos pusieron juntas, mientras que a Sam y a Alberto les pusieron con Marcos y Daniel. Más tarde comimos y nos dejaron tiempo para explorar el sitio, con la condición de que no fuéramos a la ciudad, así que podíamos ir a la playa.

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