Salimos de casa a las 4 y media, ya que tardaríamos un poco en llegar. Subí a la parte trasera de la moto y me agarré muy fuerte a Ángel, tenía un poco de miedo. Cerré los ojos, me sentí suspendida en el aire y en el tiempo, sin poder abrir la boca para hablar, cómoda.
-Marina, ¿no te habrás dormido, verdad?-abrí los ojos de golpe.
Miré a mí alrededor y pude ver mi antiguo colegio, me vinieron a la mente un millón de recuerdos.
-Estoy despierta.-le dije intentando sonreír.
-¿Quieres entrar o nos esperamos aquí?
-Entrar.- Pasé entre los muros de lo que había sido mi colegio y me senté sobre las gradas, aquellas mismas donde me había arrepentido de salir corriendo después de besar a Alberto por primera vez.
-Veo que cumples tus promesas, fea-dijo una voz femenina a mis espaldas. La reconocí al instante.
-¡Vero!-grité abrazándola.
-Te he echado de menos…-dijo sin separarse de mí.
-Hola, guapa- dijo Elena detrás. Nos abrazamos las tres.
-¿Y yo, que? ¿No cuento, no?-se molestó entonces a Andrea.
-¡Que sí! Ven aquí, anda- Nos rodeamos todas y nos abrazamos.
-Te hemos echado de menos…Eh… ¿y este chico?
-Es mi… hermano, bueno, hermanastro, ¿no?-le miré interrogante.
Asintió, intentando sonreír, pero tenía los ojos tristes.
-Em…-me quedé paralizada- Estas son mis amigas.
-Déjame que adivine…Tú eres Verónica,-dijo señalando correctamente a la más movida del grupo- tú Elena –señaló a la más ligona del grupo.- y tú Andrea- la chica enrojeció, era la más tímida. El grupo silbó y aplaudió su determinación.
-Me gusta tú hermano, Marina-dijo Elena.-Está bueno…
-Tú lo has dicho, MI hermano-dije recalcándolo.
-Ni que fuera tu novio, chica…-dijo Verónica. Yo me puse roja y él miró hacia otro lado.
- ¿Sois…?
Ángel me miró y yo le di permiso con la mirada.
-Sí. Somos novios.-confirmó. Las chicas me miraron con un gesto de dolor y señalaron a mis espaldas... Me giré lentamente para ver lo que esperaba. ¡Era él! Las chicas se fueron para dejarme con ellos.
-Veo que te has olvidado pronto de mí…-dijo con los ojos rojos.
-Alberto, yo no…-tartamudeé.
-No, no quiero oír tus explicaciones. Me voy.-dio media vuelta, pero se volvió.- ¡Olvídame! ¡Ah, no, que eso ya lo has hecho!-Gritó con todo el dolor de su alma y salió corriendo. Intenté ir detrás de él, pero algo me detuvo.
-Suéltame, Ángel- dije al borde de las lágrimas –lo tengo que arreglar…
-No, no te voy a dejar ir.-dijo con enfado en la cara- No voy a dejar que te hagas daño por ese chico.
-Yo me lo quiero hacer. Tú no me lo puedes impedir.-dije, ya llorando.
-¡No sólo te vas a hacer daño tu! ¡¿Yo no cuento?!
-Sí. ¡¡Pero yo le quiero!!- le grité a la cara.
Me deshice de mis “esposas” y salí corriendo tras Alberto. No lo alcanzaba. Dejé de correr y giré por la primera calle que vi, rompí en sollozos. ¡Era Alberto! Estaba…Estaba besando a Teresa y la abrazaba… ¡No me lo podía creer! Empecé a correr sin dirección fija, mirando al suelo para evitar que nadie me reconociera ni se diera cuenta de que estaba llorando.
De repente, frené en seco. Había llegado a una placita muy bonita, que casi nadie conocía. La plaza de los besos, así la llamaba yo. Era la plaza donde me había besado por primera vez con un chico, con Héctor, mas tarde con Miguel y luego con Alberto. Y también era la plaza donde se había acabado con Héctor y con Miguel.
Me senté en el banco dónde había empezado todo. Y seguí llorando, desconsolada. No podía con todo aquello, no podía…
De repente, el corazón se me paró en seco y caí desmayada al suelo. --------------------------------------------------------------------------------------------------------
Como compensación a no haber colgado nada durante la semana, ¡doble ración de capitulos!
Espero que os guste. Se ha quedado con mucho misterio... A esta chica le pasa de todo. Pronto descubrireis que le pasará....k misterio...xd
Anitah!