domingo, 5 de junio de 2011

Irresistible...

Dios, no me lo puedo creer. Es imposible. ¿Ahora? Le quiero, pero un hospital no es, digamos, el mejor sitio para mi primera vez. Ni mía, ni de nadie. Buff, tengo que decidirme o no podré echarme atrás. Temblorosa, muevo mis manos por su ancha espalda y las coloco sobre sus hombros. Siento que él necesita algo más que esto, algo que no sé si yo quiero. Respira y adelante. Con mis manos en sus hombros y las suyas a punto de desabrocharme el sujetador, lo separo dulcemente. Él emite un pequeño gruñido y, a regañadientes, separa sus manos del cierre.
-No creo que sea el mejor momento-murmuro.
-¿Y cuanto lo será?- parecía un poco enfadado.
Le besé
-Aquí, no.
-¿Prefieres que nos encerremos en el lavabo?-dijo a ras de mi boca.
Tentadora idea. Cambio bruscamente de idea.
-Estamos en un hospital, Ángel. ¿Y si hubiera entrado alguien?
-Se le dice: No es lo que parece, señor. Como en todas las películas.
-Ángel, por favor.
-Vale, vale. –Se levantó y recogió su camiseta, que había acabado en el suelo, al lado de la mía.- Toma.-Me lanzó la mía.
Nada más nos pusimos la camiseta, Ana entró por la puerta. Si no lo hubiera parado, esto habría acabado realmente mal. Le eché una mirada de reproche a él.
-Tenías razón, Ángel. Necesitaba urgentemente un sándwich.-dijo Ana con una sonrisa en la boca.
-¿Cuándo me podré ir, Ana?-le pregunté ansiosa.
-En un par de días, Los médicos quieren tenerte en observación. Seguramente, te darán unas pastillas y tendrás que venir dos veces cada semana.
Resoplé.
-Odio los hospitales, me dan morbo.-Tras decir estas palabras, me dormí un buen rato.
Tres días más tarde, salí del hospital. Ana tenía razón en todo. Bajo el brazo me llevé un buen pote de pastillas y un papel que decía que dos veces a la semana tenía que ir para hacer un control rutinario.
-Por fin en casa.-suspiré cuando entré por la puerta y me tiré a la cama. Me sobresalté a mi misma al usar la palabra “casa” a ese edificio. Me di la vuelta y vi a Ángel apoyado en el marco de la puerta.
-¿Este si es el lugar adecuado?-me preguntó acercándose y besándome el cuello. No lo puede resistir, le besé.- ¿Eso es un sí?- No respondí y, de nuevo, le besé. Era irresistible.
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Ahora que ya me he puesto a escribr, es que ya no puedo parar. Quiero que la historia llegue hasta un punto dramático... No puedo deciros nada más, sólo que sé que el final será realmente triste. (esto me pasa por ponerme a pensar lo que puede pasar en la historia una noche de tormenta...) Bueno pos eso, comentad a ver que os parece!!
Anitah

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